Thursday, February 22, 2007

PANDORA Y LOS GENES DE LA MÚSICA

Desde hace un tiempo, los asiduos a la música y a internet se han encontrado con una novedad, transmitida a través del boca a boca virtual de los e-mails: el Music Genome Project, resultado de unir, gracias a este medio proteico e inasible que es internet, las antiguas recomendaciones de discos de toda la vida con el audaz concepto de un genoma musical. Con un par de clics en el sitio www.pandora.com se puede colocar una radio en el ordenador de cada uno que recomienda canciones de acuerdo a los gustos del usuario. El funcionamiento es muy simple: creamos una «emisora» llamada, digamos, Miles Davis (podemos crear hasta cien). Pandora, el sugestivo nombre del sistema, deduce que lo que queremos escuchar es una música con secuencias de acordes de piano, influencias del swing, progresiones armónicas y melodías angulosas. A partir de allí, en la radio que acabamos de crear sonarán Stan Getz, Gerry Mulligan, Tina Brooks y unos cuantos temas de, claro, Miles Davis. En una nueva emisora que podemos crear, llamada, por ejemplo, Massive Attack, escucharemos canciones que compartan las siguientes características: influencias electrónicas, síncopa suave, una buena cantidad de composición instrumental y un énfasis en la producción de estudio, como los temas de The Lightning Seeds, Snow Patrol o Bjork. Según Savage Beast, la empresa californiana creadora del proyecto musical, es posible aislar «genes», o atributos musicales, en los temas o artistas escogidos para luego buscarlos en otras canciones. Entre estos «genes» se encuentran las características melódicas, armónicas, rítmicas, la instrumentación, las letras e incluso los fraseos de los cantantes o criterios más complejos como el grado de armonía cromática. Después de haber clasificado cientos de estos genes y de haber escuchado alrededor de diez mil artistas, los responsables del proyecto, que se presentan como músicos y técnicos amantes de la música, afirman haber realizado «la taxonomía más sofisticada de información musical» que existe. Más allá de las grandilocuencias del caso, el principal atractivo de Pandora es que se parece a una radio cuyo programador es nuestro amigo, aquel que tiene una discoteca inmensa y siempre nos recomienda música que sabe que nos va a gustar. «Si te ha gustado esto, te gustará esto otro» es el mensaje reconfortante de Pandora.
Poniendo en escena el carácter incontrolable de la internet, Pandora parece anunciar la muerte del marketing tal y como lo conocemos. Las canciones no siguen criterios como la popularidad, el aspecto físico o siquiera el sexo del artista. Madonna, por ejemplo, cuya música caracteriza como «con influencias electrónicas, sutil uso de las armonías vocales, suave síncopa rítmica, tonalidad en clave menor y sonoridad sintética» puede derivar en artistas más oscuras como Kinnie Starr o Gwen Stefani o en grupos como Eurythmics o Tears for Fears. Las no desdeñables probabilidades de error de este sistema tienen su contrapeso: con un sistema bastante sencillo, basado en flash, uno puede añadir artistas o temas a las radios ya elegidas, o incluso aprobar o desechar las sugerencias de Pandora, que va corrigiendo el rumbo a medida que avanza. Pandora tiene, por otra parte, sus limitaciones. Su base de datos se centra mayormente en el pop americano. No sabe quiénes son Charles Aznavour, Joan Manuel Serrat, ni Astor Piazzolla. Remite a los usuarios de música clásica a otras páginas de internet (como http://kuatfm.org/classical.cfm) y, asegurando que ya está trabajando en ello, deja la música latina para más adelante.
Según el mito griego, Pandora, la primera mujer de la Tierra, fue creada por Zeus para castigar al hombre a través de sus encantos, lo que hizo abriendo, movida por la curiosidad, la caja de todos los males. Algunos de los interrogantes que despierta este sistema recuerdan bastante aquella historia. Por ejemplo, la filosofía que se oculta detrás de este servicio tan cómodo y tan atractivo (y, por ahora, gratuito): la música explícitamente separada, más que nunca, de su autor, de las circunstancias de su creación, de la época que voluntaria o involuntariamente refleja. La canción como producto terminado, utilitario e intercambiable por cualquier otro que tenga los mismos «genes», en una especie de tiranía compartida entre Pandora y el usuario, donde el artista es el gran olvidado. En definitiva, los ideólogos del Music Genome Project pueden haber asestado una herida letal al marketing, pero su concepción es totalmente mercantil. Respetuosos de los copyrights, el programa no permite grabar los temas en el ordenador y ni siquiera escucharlos varias veces seguidas y ofrece links para comprarlos.
En realidad, la idea de una base de datos musical no es nueva y Pandora es, en muchos aspectos, una trivialización de un proyecto más antiguo y más ambicioso. A partir de 1960, Alan Lomax, famoso folklorista americano, responsable de haber grabado a Leadbelly, Woody Guthrie y Jelly Roll Morton, entre otros, dedicó los últimos treinta años de su carrera a The Global Jukebox, un proyecto que, a través de un sistema de notación musical llamado «cantométrica», serviría para comparar miles de estilos diferentes e incorporar decenas de miles de ejemplos. Pero donde el objetivo de Lomax era ampliar la percepción musical del público, pasando de lo comercial y conocido a lo oscuro y olvidado, y luchar contra la comunicación como un monopolio, el de los ideólogos de Genome parece ser, finalmente, abrir y explorar nuevos nichos de venta. El orden de las canciones no parece seguir progresión alguna, sino ciclos azarosos, circulares y muy limitados, lo que genera bastantes repeticiones y se aleja mucho de cualquier idea de aprendizaje o de ampliación de conocimientos. Tampoco es que les interese demasiado. «En una industria en la que el tres por ciento de los lanzamientos generan el 80 % de las ganancias» declaró Tim Westergren, fundador del proyecto, Genome puede recuperar «gran parte de todos esos beneficios perdidos». Finalmente, y más allá de la fascinación que Pandora despierta, todo es cuestión de mercado.

1 comment:

Gus Nielsen said...

Pandora es genial! Lo uso siempre. Tus notas son buenísimas, Hoj, en marzo te voy a hacer propaganda para que tengas más visitas. Abrazo. Gus.