Monday, March 12, 2007

EL DERECHO A LA COPIA

Artículo publicado el 8 de abril de 2006 en la columna "El otro lado del espejo" de la sección Internet del suplemento cultural ABCD en las artes y en las letras.

En los remotos tiempos del vinilo y la adolescencia, cuando alguno de nuestros amigos se compraba un disco nuevo, era bastante habitual que nos juntáramos todos en su casa y, después de escucharlo, nos hiciéramos copias en cinta. Hoy en día, todo aquello, bajo los inquietantes conceptos de piratería o copia ilegal, se ha convertido en algo terrible, en un grave delito contra los pobres artistas que en teoría dejan de cobrar.

Pero son las empresas, muchas de las cuáles, casualmente, también producen los discos vírgenes, los aparatos para escuchar mp3 y los ordenadores, las que «pierden» con las copias ilegales. Todas estas campañas «antipiratería» parecen, más bien, el intento de empresas (que sí actúan como verdaderos piratas) y de algunos gobiernos (que actúan con malicia o con estupidez) de sacar más dinero a la gente, en una cadena interminable de codicia e inmoralidad.

En Francia se multa con unos 150 euros a los que intercambian archivos; en México esa multa será de mil salarios mínimos; en Estados Unidos se habla de mil dólares por canción. Al parecer en España, en un infrecuente acto de sensatez, se reconoce el derecho a la copia privada.

Los títulos o secciones del código penal de una sociedad revelan los valores de esa sociedad y el orden de importancia de los mismos. Delitos contra la vida, contra la propiedad, contra el orden público equivalen a delitos contra aquello que la sociedad más valora.

Por eso, una multa, ya sea moderada o excesiva, por el intercambio de archivos es una normativa salvaje e inmoral que no defiende la propiedad intelectual, y ni siquiera la propiedad privada, sino la propiedad empresarial, el derecho de las empresas a ganar más dinero, a costa de otros valores sociales como la intimidad, como el derecho a que no espíen en nuestros ordenadores, a que no se nos metan en casa.

2 comments:

Graciela said...

TOTALMENTE DE ACUERDO, EDUARDO!!!

Gus Nielsen said...

Eeeeesa, macho!