Tuesday, May 06, 2008

Demasiada información



En una novela de Romesh Gunesekera, un exiliado de Sri Lanka encuentra casualmente a un compatriota y le pregunta cómo están las cosas en su país. Hay una angustia suave, melancólica, en esta escena, la idea de que casi seguro allá, en el país abandonado, las cosas están mal, pero también de lo difícil que es averiguarlo.
Hoy en día internet nos ofrece una multiplicidad tan grande, tan inmediata y tan contradictoria de información que cada dato parece superponerse y oponerse al siguiente, formando una costra gruesa y aparentemente impenetrable de noticias que se contradicen entre sí. El país que uno dejó para venir aquí se instala cómodamente en una zona entre la fantasía y el recuerdo, formando una imagen idealizada que quizá poco tenga que ver con la realidad, al menos con una realidad compartida y transmisible. Pero un día en el país lejano estalla otra vez el conflicto, y entonces la información recorre internet con miríadas de visiones contrapuestas, que no generan más que angustia y la ansiedad de no saber exactamente qué está pasando. Las versiones que llegan cubren y tachan ese recuerdo que uno tenía de atardeceres hirientes, de plazas y árboles, de amigos y de circulaciones de ideas, y entonces la ciudad, el barrio de la memoria pierde toda luminosidad y se transforma en una masa oscura, angustiosa e ininteligible, en un griterío de voces contradictorias y crispaciones que no se resuelven nunca a pesar de tantos estallidos. En casos así internet aleja, más que acercar. Unos dicen una cosa, otros dicen otra, todos se pelean entre sí en tiempo real en diarios, blogs y otras ventajas cibernéticas y uno, a pesar de tanta información, se queda como el exiliado de Gunesekera, sabiendo que las cosas están mal, que es difícil averiguarlo, y que, en definitiva, aquello está cada vez más lejos.
Publicado originalmente en el suplemento cultural ABCD, sección INTERNET. 03 de mayo de 2008 - número: 848